Muchos lectores me escriben para explicarme su principal miedo antes de emprender, de liarse la manta a la cabeza y lanzar por fin su gran servicio: el miedo a arriesgarse y perderlo todo. Que no salga bien y que se queden sin nada para volver a empezar. De dejar un trabajo estable, a lanzarse a los brazos de la incertidumbre.
El problema es que, al principio, tomamos decisiones a base de “corazonadas”, o suposiciones que no siempre se ciñen a la realidad. Entonces, ¿cómo podemos minimizar este riesgo?
En este post, quiero compartir contigo una herramienta muy útil que puede ayudarte a dar este paso con el mínimo riesgo. Se basa en el funcionamiento de las grandes startups pero yo he querido traerlo a mi nivel, y usarlo en mis propios proyectos.
Hoy te cuento cómo puedes aplicarlo en el tuyo.