El dilema “quiero trabajar en mi pasión pero… necesito pagar las facturas”

¿Te suena la situación del título? Yo la escucho muy a menudo. Es algo muy típico: alguien que ha tomado un camino y, por el medio del trayecto, se ha dado cuenta de que lo que hace no es lo suyo o, simplemente, ha descubierto que quiere cerrar una etapa para empezar otra. Dedicarse a otra cosa. Ha descubierto su pasión y, después de un hallazgo como este, con el subidón, es difícil pasarlo por alto. Pero, ya en ese punto, tiene responsabilidades y, sobre todo, facturas que pagar todos los meses. Entonces, la cosa se complica, ya no es tan fácil y emocionante dar el salto.

¿Cómo afrontar este cambio? ¿Tú te atreves?

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Carta abierta a mi yo de 20 años

Querida Marta de 20 años,

te escribo desde 2015. Entre nosotras, 10 años de diferencia, ya que tú estás en 2005 ahora mismo. Esta carta no es para darte consejos sobre chicos, ni para que cuides tu peso, ni para advertirte sobre cortes de pelo erróneos. Lo siento, en estas cuestiones, estás a tu suerte.

Mi objetivo, es ponerte en sobre aviso de cosas relacionadas con el ámbito laboral, que, posiblemente, sea de los más complicados. Al menos aquí en 2015.

En 2005, las redes sociales estaban en fase embrionaria, y no había Whatsapp, ni hípsters, ni Video Bloggers, ni la gente tenía smartphones. Lo sé, no sabes de qué te estoy hablando, pero es que ni te imaginas lo que puede cambiar el mundo en 10 años…

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La diferencia entre vender tus horas o tu talento

Que todos tenemos talento para algo, es algo que tengo clarísimo. Lo difícil, es encontrarlo y saberlo aplicar de una forma útil. Saber qué es lo tuyo. Conocer a la perfección qué es eso que haces tan bien que puede ayudar a los demás. Una vez lo sabes, solo tienes que trabajar el él para hacerlo brillar. Usar toda tu creatividad para hacer algo realmente provechoso.

Pero, ¿es posible vender al talento a precio por kilo?

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Qué tiene que tener un emprendedor para triunfar

Hace muy poco, hice el Camino de Santiago otra vez. Digo otra vez, porque ya lo había hecho hace unos años desde Irún (el Camino del Norte) y esta vez hice otro distinto, el Camino Inglés, el más corto de todos, que va desde A Coruña hasta Santiago y se hace en 3 días, y no un mes como el otro. Es una experiencia súper chula que, si tienes oportunidad, te recomiendo que hagas, aunque sea un trozo. De nuevo, en esta ocasión, fue una oportunidad para ponerme a prueba, unos años después.

Caminar durante días, te da para pensar mucho y, sobre todo, para mirar las cosas desde otra perspectiva. Si nos ponemos místicos, y comparamos un camino (como el de Santiago), con lo que es emprender, hay muchísimas similitudes. Al final, es un trayecto por el que vamos avanzando, que te pone al límite muchas veces, en el que te encuentras obstáculos y muchas veces te surgen dudas sobre si podrás llegar al final.

Hay ciertas cualidades, que son necesarias, más bien básicas, para triunfar, para llegar a la meta. Puedes traerlas ya de serie, o adquirirlas en el viaje. Son cosas que, si no las tienes, es complicado que vayas a llegar al final, o a triunfar como emprendedor. Características que, si no desarrollas (o mantienes) lo tendrás bastante más difícil. Y, emprender, también te pone a prueba constantemente.

A continuación de cito algunas de ellas y cómo hacer para mejorarlas o mantenerlas si ya las tienes.

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