Últimamente me pasa que me proponen meterme en proyectos creativos que, así a priori, como que me dan vértigo. Del bueno, pero vértigo. Cosas que conozco bien (por eso me lo proponen, claro) pero con las que quizás no tengo tanta experiencia o con las que nunca me había metido “manejando maquinaria pesada”. Una cosa es saber cómo funciona y otra muy distinta ponerse a ejecutar la maniobra. Y es que muchas veces se peca de decir a todas las cosas que nos proponen que SÍ. Un SÍ con mayúsculas y contundente. Un SÍ, que puede traer oculto un “necesito esa pasta”, un “necesito rellenar portfolio” o un “acercarme a esta persona puede posicionarme bien”. O de un simple no saber decir que no. Obviamente, que surjan nuevas oportunidades es genial, primero porque ves que tu trabajo está valorado por otros, que se ve y que gusta, y otro que siempre se pueden abrir puertas inesperadas a continuación. Por eso, muchas propuestas que nos hacen pueden parecer golosas y tentadoras. También, en ocasiones, nos cerramos en banda a proyectos que podrían ser una gran oportunidad, pero no nos sentimos seguros, no tenemos confianza o, al no ser exactamente de tu materia, pues ni te lo planteas. Muchas veces se trata de echarle huevos, otras, de moverse con precaución. Entonces, ¿cómo saber puedes aceptar (o no) una propuesta, sobre un tema en el que no tienes demasiada experiencia, o que no es exactamente “lo tuyo”?

Cómo valorar el aceptar (o no) una colaboración que te proponen Compartir en X
Lo primero a tener en cuenta es el factor responsabilidad. Creo que uno tiene que sopesar bien si realmente tiene el tiempo y los recursos para sacar adelante el trabajo. Tomarse un rato para pensárselo antes de decidirse a dar el paso, incluso hacer algún pequeño experimento. Centrarse en qué pasos tendrá que dar y, aunque los problemas son imprevisibles, intentar adelantarse a cosas que podrían surgir. Una vez hecho todo esto, si uno ve que se le escapan demasiadas cosas, mejor parar y declinar la proposición, sino, al final te vas a meter en un follón (vas a quedar fatal, claro), vas a meter en un follón a tu colaborador, y montarías todavía un tercer follón si hubiese un cliente externo de por medio. Ojo a estas cosas. A veces una retirada a tiempo es una victoria.
En mi caso, entra también el factor tiempo. Solo esta semana pasada, además de todo el trabajo que da de por sí UalaShop, gestionar este blog, y acabar 2 entregas de proyectos que tenía pendientes, me metí en un curso y organicé un desayuno para emprendedores creativos… ¿alguien da más? Como siempre, para conseguir llegar a todo, es imprescindible haber montado un sistema de organización infalible. Pero lo cierto es que las horas de mi día son las que son, y antes de aceptar hacer nuevas cosas a mayores de todas las otras con las que ya me he comprometido, tengo que valorar bien si tengo el tiempo disponible para llegar a todo y seguir viva. El proceso creativo y de desarrollo de ideas lleva su tiempo y, muchas veces, es difícil hacer una estimación a priori. Si lo acepto, tengo que tener muy claro que voy a tener unas determinadas horas disponibles para ofrecer algo de calidad. Además de subir la dosis de vitaminas por la mañana.
También creo que tienes que valorar si lo que vas a aceptar, está equilibrado con respecto a tus objetivos. Si te están ofreciendo participar en algo que no tiene nada que ver con lo que tú quieres hacer en la vida, totalmente diferente al camino que quieres coger, y aun encima te va a llevar un montón de horas con un largo proceso de aprendizaje o incluso, vas a tener que dejar de lado tu propio proyecto personal, tu trabajo, por decir que sí a la nueva colaboración, párate un momentito y piénsatelo bien. Alejarte de tu objetivo final no es malo, dar algún rodeo, coger una ruta alternativa… pero si tienes claro cuál es este objetivo, cuidado con desviar demasiado tu foco, no vaya a ser que lo pierdas de vista.
Consejos para saber si aceptar o no una colaboración Compartir en X
Mira a ver si te mueve la barriga. Aunque no se cumpla el punto anterior, si para nada lo que te ofrecen tiene que ver con el futuro que esperas para tu trabajo pero, por algún motivo, te hace un montón de ilusión participar y de tener esa experiencia, pues adelante. Si no te emociona y te va a suponer un sobreesfuerzo tela que no te va a compensar para nada (sea económicamente o en las horas que te va a llevar), mejor no te metas. Decir que NO parece algo horrible que se le puede decir a alguien, pero lo cierto es que hablando se entiende la gente.
Ante problemas de incertidumbre tener el comodín del público no tiene precio. Los experimentos, todos sabemos que, mejor, con gaseosa. Si antes puedes probar en algo tuyo, hacer alguna prueba, pues estupendo. Pero, como esto no siempre es posible, cuando la incertidumbre de no saber si realmente vas a ser capaz de llevar a cabo a la perfección el trabajo que te están pidiendo, echar mano de algún amigo/conocido/familiar que controle sobre la pata que tú más cojeas (de esa nueva cosa que vas a comenzar), vale su peso en oro. Por eso, si tienes a esta persona cerca, antes de aceptar este nuevo proyecto, sería genial poder hablar con él/ella y plantearle un “oye, si me meto en esto y llego a un callejón sin salida (y solo si esto sucede), ¿me echarís una mano?”. Por una parte, tienes ese backup en la manga del que sabes que puedes tirar en caso de error, lo cual, te da una seguridad enorme y, posiblemente, no tengas que echar mano de esa persona. Y por otro, sientes el apoyo de alguien que está por ti en el banquillo pendiente de lo que haces pero dispuesto a salir al campo en caso de que lo necesites.
Pues hasta aquí los tips de cosas que yo valoro antes de meterme o no en una colaboración que me propongan. Todas las agradezco muchísimo, pero no digo que sí a todas. Al final, hablando sinceramente con quien te lo propone, se llega siempre a un entendimiento e incluso, si no te convence al completo lo que esa persona espera de ti, adaptarlo a tus propias expectativas llegando a un acuerdo distinto. Todo es cuestión de valorar todas las cosas que te comento y expresar claramente tus dudas. Y, sobre todo, ¡echarle huevos!
¡Feliz viaje creativo!
