La diferencia entre vender tus horas o tu talento

Que todos tenemos talento para algo, es algo que tengo clarísimo. Lo difícil, es encontrarlo y saberlo aplicar de una forma útil. Saber qué es lo tuyo. Conocer a la perfección qué es eso que haces tan bien que puede ayudar a los demás. Una vez lo sabes, solo tienes que trabajar el él para hacerlo brillar. Usar toda tu creatividad para hacer algo realmente provechoso.

Pero, ¿es posible vender al talento a precio por kilo?

Por kilo igual no, pero que te paguen el precio que tú pongas porque resuelvas un problema, eso seguro. Me explico…

Antes… Hasta ahora, las personas que quisiesen cobrar un sueldo a final de mes para sobrevivir, podían vender sus horas. La cuenta es fácil: si trabajas en algo 40 horas a la semana, y cada hora te la pagan a 7 euros, al final de la semana, habrás conseguido ganar 40 x 7, que multiplicado de nuevo por 2 semanas hará que te lleves a casa 1120 euros. Si en tu sector, o en tu empresa, o en el tipo de trabajo que tú haces, lo máximo que se paga la hora es a 7, o a 10 pues, como tú no tienes tampoco más horas (los días tienen un límite de horas, ya sabes), pues siempre habrá un tope máximo de dinero que puedes conseguir.

La ventaja de esto, es que te da seguridad.

Ahora… Por suerte para muchos, en la actualidad hay otras formas de trabajo. Como las que requieren vender tu talento. Poca gente paga ya por tener a una persona trabajando un determinado número de horas. Ahora, se le paga a alguien porque obtenga un resultado concreto, le lleve todo el día, o 10 minutos. Y las soluciones, las ideas, tienen un precio que, en este caso, se lo pones tú, que eres quien resuelve el problema.

La ventaja de esto, es que te da libertad.

Talento

 

Lo cierto, es que la forma de trabajar, afortunadamente está empezando a apuntar mucho más para esta última, al menos según como lo veo yo.

 

Qué hacer para vivir de tu talento

– Si no tienes muy claro cuál es tu talento, quizás te ayude pensar en qué cosas te gustaban, o te llamaban más la atención cuando eras pequeño. Igual las dejaste de lado por hacer otras cosas con “más futuro” y tienes ahí tu clave.

– No te enfoques solamente en las cosas que se te dan mal, no pretendas eliminarlas de un plumazo. Obviamente, todos tenemos que esforzarnos por mejorar, pero no pretendas ser perfecto antes de empezar algo, primero céntrate en lo que haces bien y luego ya irás puliendo todo lo demás.

Invierte en ti. Recíclate. Fórmate. Busca formas de renovar lo que haces, nuevos, enfoques. Tú eres tu mejor recurso.

 

talento

– Define bien cuál es tu valor añadido, qué es ese algo que hace que tu trabajo sea especial y, por lo cual la gente quiere contratarte. Una vez lo tengas, poténcialo hasta el infinito. Utiliza herramientas creativas para llegar a algo lo más novedoso y personal posible.

– Vive desde la responsabilidad, y no desde el victimismo. No sirve de mucho que te quejes todo el rato, echando la culpa de tus problemas al estado, a los bancos, al sistema, a la sociedad… De nuevo estarías enfocándote en cosas erróneas, en lugar de ponerte en marcha y hacer algo por desarrollar tus aptitudes.

– Como siempre, la actitud lo es todo. No importa tanto la titulación, ni siquiera si has ido o no a la universidad, lo que pesa son tus capacidades y tu motivación. Formarse SIEMPRE estará bien, pero ojo con la “titulitis”, está más pasada de moda que nunca. Lo que importa son los resultados que seas capaz de obtener, no un diploma con marco.

Como ves, desarrollar el talento propio, es algo que compensa con creces. ¿Y tú qué opinas? Me encantará leer tu comentario.

¡Feliz viaje creativo! (Y hacia tu talento)

 

firma DC

 

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