Monetizar tu pasión y otras falacias

Según la RAE, la palabra abdicar, tiene 2 acepciones:

  1. Renunciar a la corona o ceder la soberanía de un reino. Ej. Abdicó en su hijo.
  2. Renunciar a algo propio, especialmente a una idea o una creencia. Ej. Abdicó de sus principios.

En psicología hay un término muy interesante que se llama el síndrome de abdicación.

Básicamente trata de que una persona dominante aparece en escena y tú “abdicas”, es decir, le cedes las llaves de tu vida.

Ves a esa persona como una “figura de autoridad” en la que buscas protección y que te diga exactamente qué hacer.

Las personas que padecen este síndrome (imagina, por ejemplo, con una pareja sentimental) pierden el control de sus vidas (se lo lleva esa pareja), pierden iniciativa, criterio propio y se convierten en seres totalmente dependientes.

Buscan a alguien que se ocupe de ellos/as.

Y cada vez va a más, mientras no se salgan de ese rol.

He puesto el ejemplo de una situación cotidiana de pareja pero…

… ¿ves alguna diferencia con seguir a pies juntillas, fervientemente lo que dice un gurú/guia espiritual/terapeuta de whatever que promete abundancia y prosperidad si la pagas xx.xxx??

La autoridad que se le otorga a esa persona, nace de su cantidad de dinero, de status y de representaciones materiales, como su casa en Malibú, o su jet privado.

Es necesario enseñártelo para marcar muy clara la diferencia de niveles entre el suyo y el tuyo.

De repente, esa serie de símbolos le dan un poder a esa persona que hace que otra, en una posición más vulnerable, sea carne de cañón y ceda la responsabilidad de sus decisiones en esa figura de “autoridad”.

¿De qué posición vulnerable estamos hablando? De esos momentos en los que todo va de mal en peor, en el que ese tipo de persona busca alguien que “la salve”.

Tanto, que vale la pena ponerse en una situación de servidumbre, de forma voluntaria, porque necesitas pertenecer a algo.

A partir de aquí, tenemos todo listo y a punto de caramelo para la manipulación.

 

3 mensajes chungos que no nos hacen ningún favor

 

Según la RAE, la palabra falacia, tiene una única acepción:

  1. Engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien.

 

El cerebro de cualquier persona tiene tendencia a querer ahorrar recursos.

No va querer meterse en jaleos incómodos “porque sí”.

Ni tampoco me hagas pensar más de lo imprescindible.

Una persona proactiva, con criterio propio y auto-responsabilidad, tiene el músculo cerebral bien fortalecido.

Una que no, es carne de cañón para ceder esa autorresponsabilidad, de dejar de decidir por sí mismo/a… y eso, me preocupa.

Porque venimos con las cabezas tan voladas del sistema educativo y del mundo laboral, que cualquier mensaje disfrazado de falsa superación personal, pero vacío en esencia, es muy peligroso.

Mensajes totalitarios, que proclaman que, quien no entra en X movimiento, o sigue X forma de hacer, es un/a mierder.

 

Mensaje 1: Trabaja en lo que te apasiona y no volverás a trabajar nunca más

Posiblemente uno de los argumentos más trillados de todos los que tienen que ver cómo “monetizar pasiones”.

El trabajo… pues es trabajo.

Y como tal, tiene partes que no apetecen.

Sea hacer facturas, tener llamadas incómodas, o tomar decisiones difíciles.

Tratar de quitarle esa capa a la realidad, lo único que consigue es que, cuando llega un momento complicado que gestionar (que llegará SEGURO), no vas a poder con la frustración.

Te bloqueas y, lo habitual, es que abandones todo.

Porque esa no es la moto que compraste.

Tú compraste la que siempre está brillante y nunca tiene barro.

Estamos creando una sociedad de personas desengañadas, que renuncian a hacer las cosas a su manera por haber puesto el foco en una expectativas desorbitadas.

Procuremos ir mejorando, delegando lo que no nos gusta (y que a otras personas sí) pero… ¿esquivar todos los marrones trufados?

No sé Rick, parece falso.

 

Mensaje 2: Tú también puedes conseguir tus sueños

Y, por sueños, normalmente se habla de sueños materiales. Una mejor casa, un mejor coche. Todo se mide por el rolex que te has podido comprar (o no).

Una buena oda a la superficialidad.

Este mensaje en concreto, se basa en otro que es que es que “tú eres especial”.

Lo cual es fantástico, porque eso es algo que el sistema educativo, se encarga de darle alas a esa idea a base de notas que te puntúan y competitividad entre pares.

Cuando pasas por el sistema, con buenas notas y “cumpliendo” te lo puedes creer muy fácil.

Ya está hecho.

Cuando pasas por el sistema a duras penas o, peor, escuchando que eres burrico/a, un mensaje que te dice que “tú en realidad eres especial y puedes conseguir tus sueños”, te pone en una situación de actuar desde el prisma de que no han sabido valorarte.

Desde el cabreo y la venganza.

Sería como una pequeña venganza para callar bocas y demostrar que estaban equivocados.

Sea el primer caso o el segundo, nadie es especial como para que surja la magia de forma instantánea.

Hay toda una parte de construcción, que normalmente se lleva mejor cuando encuentras la forma de disfrutarla.

Y esa construcción puede llevarte a una mansión enorme porque es lo tuyo, o a una furgoneta camperizada, porque vives de forma sencilla.

Y, todas las opciones, son válidas.

Pero primero se construyen.

 

Mensaje 3: Con esfuerzo, todo es posible

Aaaaayyyy… la meritocracia.

Pensar que a base de empeño borrico, podemos conseguir cosas mágicamente, a base de cabezonería, no dormir y tirando con todas mis fuerzas.

Sobre todo, querer igualarnos, de la noche a la mañana, con personas que han empezado su camino desde una posición muchísimo más privilegiada.

Ya no solo por un tema económico, sino de conocimiento, o contactos.

El tema de la cultura del esfuerzo es una lavada de cerebro brillante para entretenernos, quemarnos y, sobre todo, fijarnos unas expectativas muy irreales.

No me entiendas mal, soy la primera que tiene el esfuerzo como un valor importante, pero una cosa es el esfuerzo rollo “mártir” que lo cedes todo por la causa (aun sin ser necesario) y otro tema es el esfuerzo tipo hacer las cosas con intención, criterio y constancia.

Parece lo mismo pero no lo es. Son matices que lo cambian todo.

Claro, aquí tiene que haber un contra-mensaje. Porque… ¿Qué pasa si me esfuerzo mucho, hago lo que “me dicen” pero no consigo lo “prometido”?

Pues ese contra-mensaje, brillantemente preparado es: si no lo consigues, es que no te has esforzado lo suficiente.

¡Si nos lo han dicho toda la vida en el cole! Nada nuevo.

De esta manera, si no lo consigues (porque resulta que no es un camino de rosas, porque partes de una posición menos privilegiada, o porque pensabas que era especial…) la culpa es tuya. FIN.

Si no has conseguido la riqueza prometida en 3 meses, pues haberte esforzado más.

¿No?

 

Cuando viene fuerte el síndrome de abdicación

 

Mucha gente gana mucha pasta gracias al síndrome de abdicación.

Pero, especialmente, en una época concreta: en los momentos de incertidumbre.

Cuando las cosas se ponen más difíciles de lo habitual, la tendencia natural (recuerda el tema del cerebro ahorrando recursos) es ceder la llames de la moto.

Como haya medio gramo de falta de auto-imagen positiva… Está hecho.

¿Por qué? Porque te acojonas.

Y cuando te acojonas, lo que buscas es seguridad. Aferrarte a algo.

Sentir que tomas el control (o, más bien, que alguien lo toma por ti).

Y también forzar a que algo externo te quite el malestar y la incomodidad cuanto antes.

Todo lo que sean soluciones a corto plazo, promesas de grandes cambios hacia la abundancia, reforzar que eres especial, que tú puedes con todo… Son ideales para ceder ante quien nos promete un bienestar inmediato.

Sino, los batidos adelgazantes, no se venderían.

Ni los cursos de criptomonedas para dar el pelotazo.

Seamos responsables, por favor. Desarrollemos criterio, investiguemos las cosas medianamente.

Cuidado con seguir dogmas sobre que solo hay una única solución a tu problema y que, además, quien no opine como yo, es un/a loser.

Promovamos un mundo diverso, sin polarizaciones, con reflexión y criterio.

Sino… estamos vendidos.

 

 

Si quieres mantenerte al tanto de todas mis publicaciones apúntate a mi newsletter aquí

 

Deja un comentario