Lo único que me ha hecho recuperar la confianza en mí (y aplica a cualquier caso)

Puedes fingir que tienes clarísimo lo que quieres.

Puedes fingir que eres una “persona de éxito”.

Puedes fingir que todo te resulta fácil y que los resultados llegan con fluidez.

En definitiva, puedes fingir que eres alguien con una extrema confianza en ti.

 

Pero creo que, todo eso, o se siente de verdad, o no se siente.

 

Por mucho que finjas, no va a llegar si no es “de verdad”.

Yo lo he intentado alguna vez, ¿eh?

Pero no me salió natural.

Básicamente, porque no funciona.

Todo lo que sea interpretar un papel, uf, se acaba viendo el cartón piedra del decorado.

Y eso refuerza tu inseguridad (y ansiedad, seguramente)

 

Por lo general, la palabra fingir, no me gusta aplicada en nada.

Mucho menos, con el significado que se le ha dado a esa frase.

Porque lo de “fake it until you make it” viene de unos experimentos (hechos en el ámbito de la psicología) en los que demostraban que si llegas a un sitio con la postura erguida y sonriendo, le estás diciendo a tu cerebro que “todo está bien” y el miedo se regula un poco.

Era, eso, un mecanismo de autorregulación.

Hasta ahí, bien.

Lo que pasa es que, como siempre, en redes y en su “refranero popular”, tomamos las interpretaciones simplonas y usamos la frase de forma literal.

El resultado, es un mogollón de gente tratando de fingir algo que no es. O que ha llegado a sitios que no saben ni qué olor tienen.

Y así nos va como sociedad. Todo caretas.

 

Volviendo el tema de la confianza…

Sí que hay cosas que hacemos a diario a nuestro cerebro para provocar JUSTO LO CONTRARIO de lo que buscamos: cada día, reforzamos nuestra falta de confianza.

 

Imagina que tienes un amigo. Ese amigo te dice “mañana temprano voy a recogerte y vamos a correr”. A la mañana siguiente, media hora antes, te mensajea y dice que no puede, que no se encuentra bien (excusa total, claro). Pero te dice que no te preocupes, que al día siguiente sí que va.

Que prometido.

Pero al día siguiente, tampoco aparece.

Ni al otro.

Lógicamente, con el paso de los días, pierdes confianza en ese amigo. Primero, dudando de si aparecerá o no y, luego, asumiendo que, por mucho que “prometa” no va a cumplir.

 

Pues es lo mismito que haces contigo. Incluso, puede que no lo hayas hecho durante una semana solo.

Quizás llevas AÑOS incumpliendo tus propias promesas.

 

Ese podcast que está empezado pero que dejaste en el episodio 2.

Esa idea de negocio que te hace tanta ilusión, pero que sigue a medias desde hace 3 años.

Esa suscripción a clase de zumba que nunca llegó a materializarse.

 

Todos los 1 de enero te dices “de este año no pasa”.

Pero pasa.

Y pierdes confianza en ti cada vez a más velocidad.

Cumples con todo, menos contigo.

Eso, créeme, se acumula en el baúl de las promesas incumplidas. Con intereses.

El cual, solo refuerza en ti la idea de “yo no valgo para tal cosa” o “nunca voy a conseguir tal otra”.

Por eso ya no te metes en ciertos proyectos… porque total, no va a salir adelante.

No das ni un duro por ti.

 

 

Cómo recuperar la confianza (sin fingir nada)

 

Cuando hace 2 años (sí, en mi burnout) me puse a pensar en la cantidad de veces que no había cumplido conmigo… fue hard core. 

En el día a día, es fácil mirar a otro lado y decirte que el año que viene todo será diferente.

Pero un momento en el que te cuestionas la vida entera, es duro ponerte cara a cara contigo en el espejo y admitir que te has fallado.

Muy chungo.

Siempre se puede recuperar la confianza en alguien, puede haber segundas oportunidades… pero que haya 3, siempre es más complicado.

Lo mismo pasa con la confianza en ti.

Recuperarla, después de haberte(me) fallado tanto, pasa por demostrarse mucho a base de cumplir tus promesas.

 

Así que, en mi experiencia, básicamente, hay 2 temas que trabajar para conseguirlo:

 

CLAVE 1. Pensar en el largo plazo 

Darle tiempo a las cosas es fundamental. Pero lo queremos todo ya.

El mito del “dar el pelotazo” que tanto daño ha hecho. O el “pierde 10 kg en una semana”

Tomar decisiones de mierda para tener una recompensa en el corto plazo, es muy normal. Yo lo hice bastantes veces.

Meterme en proyectos que no debía por las razones equivocadas es la gratificación instantánea en su máximo esplendor.

Decir que no cuando las cosas van bien, es fácil. Cuando las cosas no van tan bien, decir que no a algo jugoso aunque no sea acorde a tu promesa, es jodido.

La primera vez que rechacé varios miles de euros por este motivo, me temblaban las piernas.

Lo habitual es que si, por ejemplo, ves que a las 2 semanas de publicar en redes no tienes 100 ventas, o que tras 4 sesiones de gimnasio no te ha salido un brazilian butt, cualquier excusa te sirve para abandonar tu promesa.

Importante para poder cumplir: hacer que el proceso sea lo más disfrutable posible. No es lo mismo disfrutar de algo (lo cual, puede aguantar ese largo plazo) que recibir una recompensa (que es algo inmediato de ahora mismo). 

Para eso… ponte las cosas fáciles.

No tengas 5 paquetes de Phoskitos en casa si tu promesa es comer más sano y no te digas que vas publicar todos los días en redes si tienes 5 hijos y 3 perros. Busca hacerlo a tu manera, una que disfrutes y que sea realista, para que puedas conseguir la constancia que necesita el largo plazo

 

CLAVE 2: Dar pasos que refuercen un cambio de identidad (sin fingir)

Todo gran cambio, requiere que dejes atrás parte de ti. 

Yo lo aprendí a la fuerza. Cuanto más te empeñes en que todo cambie, pero nada cambie, menos vas a avanzar.

Los nuevos pasos que hay que dar, deben empezar a ser coherentes con la promesa u objetivo que sea que te hayas puesto.

Si quieres ser escritor/a, pues puedes empezar a decir que lo eres. Pero eso no es lo importante, si por detrás, cuando estás a solas, no escribes ni medio párrafo.

 

Si no das pasos que te lo demuestren. A ti.

Por eso, no hace falta fingir. 

Hace falta tener la humildad suficiente de meterse en el proceso, con naturalidad y mentalidad de aprendiz.

Sino, ya puede aparecer la oportunidad de tu vida de escribir algo, que te vas a sentir impostor/a, porque no te sientes capaz y porque no sientes la seguridad (¡porque has roto tu promesa! ¡No te has demostrado que puedes cumplirla!). 

Tienes que ver de alguna forma que tu identidad “escritor/a” se corresponda con tu vida real.

La acción de cada paso, alineada con lo que te has prometido y a lo largo del tiempo, a mi modo de ver, es la mayor inyección de confianza que te puedes chutar.

Así que, cuando hablo de largo plazo, de crear negocios sostenibles, y de disfrutar del proceso, hablo de esto: de que tengas el valor de sostener tu ilusión en el tiempo para adquirir esa confianza, evolucionar como persona y profesional y crear algo que de verdad valga la pena.

Sin fingir.

 

Y si quieres mantenerte al tanto de todas mis publicaciones apúntate a mi newsletter aquí

 

Deja un comentario