En gran medida, el borreguismo en el que vivimos viene de haber aprendido, desde la infancia, a seguir procesos con pasos lineales.
De hacer “lo correcto”.
Partiendo de que la definición de “correcto” tiene muchos “dependes”, lo que está claro es que, generalmente con los caminos lineales llenos de dogmas, te disuelves entre la masa.
Tanto te disuelves, que luego no sabes cómo encontrarte.
Dejamos de usar el pensamiento crítico, porque si el rumbo ya está puesto y los pasos son los que son, no hay nada que cuestionar… ¿no?
¿Alguien quiere crear un negocio? Pues busca fórmulas precocinadas.
¿Alguien quiere publicar en redes? Solo hay que hacer un refrito de un post de otra cuenta.
¿Alguien quiere ponerse objetivos? Mira a ver qué objetivos se ponen otras personas.
Resultado: tu negocio, tu marca personal y todo lo que haces es muuuuy parecido a lo que pueda hacer cualquier otra persona de la masa.
Esto se hace un poco por buscar lo más seguro, por ser políticamente correcto o, a veces, por no ponerse a pensar más allá de lo obvio.
Pero vamos a asumir la realidad: también es porque, muchas veces, nos sentimos demasiado bicho raro.
Y eso hace que nos resistamos a abrazar nuestros intereses, a seguir la curiosidad, o a usar mínimamente nuestra propia creatividad.
Siempre es más fácil seguir lo preestablecido, o preguntarle a Chat GPT.
Sea lo que sea, hacer lo que digan otros “entes”.
Está muy bien buscar recetas al principio, o modelar a otras personas.
O, lo que viene a ser lo mismo, “robar como un artista”, como dice Austin Kleon.
Lo chungo empieza cuando nos quedamos a merced de las recetas.
Todo eso solo te lleva a querer encajar en un molde… y creo que ni tú ni yo somos pan Bimbo.
Nos resistimos a aceptar nuestras peculiaridades porque, la verdad, es el camino más difícil.
Básicamente porque no puedes esperar a que nadie te lo valide, sino que tienes que validártelo tú primero.
Cuando compartes tus ideas y tus rarezas es posible que haya gente que te vaya a criticar. Porque quizás se sale de la norma que nos han contado.
Y eso de criticar, a mucha peña le ayuda a sentirse moralmente superior.
Aquí, claro… si te critican por algo que se dice ya en otro sitio, o por algo que a ti te han contado “en clase”, pues eso, no son ideas tuyas en realidad.
Pero aaaayyyy si recibes un mal comentario o falta de apoyo por algo que es “de verdad tuyo”.
Ahí hace pupita.
Imagina, que lo que sea que se mueve en el fondo de tus neuronas, sale al exterior.
Tus ideas, tus gustos, tus curiosidades, tus mezclas random.
Por ejemplo, te pones a grabar vídeos de cómo es tu trabajo desde dentro, sin filtros.
Y los publicas, los sacas a “la vida real”.
No se quedan ahí en el fondo de tu psique, sino que salen como parte de tu creatividad y de tu comunicación como profesional.
Sería increíble.
Porque, normalmente, lo que hace todo el mundo es que todas esas ideas se quedan en un “qué guay sería si saliesen… pero no”.
Claro, si lo haces, y tu entorno va a por ti para hundirte, vuelves al escondite.
Por eso, muchas veces, ni se te ocurre meterte a tirar de esos hilos, ni lo contemplas como una posibilidad real.
Lo chungo es no compartirlo o, peor: rechazarlo.
Una cosa está clara: si eliges meterte en eso de expresarte tal cual, te la juegas más.
La recompensa es mayor, pero tienes que ir un poco a ciegas al principio.
Es incertidumbre total, un camino nunca antes recorrido.
Por eso es más común pasar de esta exploración y seguir lo otro.
El j*dido “caminito” ataca de nuevo
Seguir “el caminito” preestablecido, el que nos han contado que nos llevará al éxito y la gloria, siempre es la opción más fácil.
Y solo consiste en hacer refritos de refritos y en tomar decisiones en base a lo esperado.
La gente se mete en él por 2 posibles motivos:
-> porque trata de huir de la incertidumbre
-> porque se considera un bicho raro que no tiene valor propio que aportar
Al menos yo lo viví así.
Te mueves con el perfeccionismo, con la corrección y esquivando las que consideras tus rarezas.
Y yo te pregunto: ¿en serio quieres hacer “lo correcto”, o lo esperado, solo por esquivar la incertidumbre y no parecer “rarito/a”?
Sobre la incertidumbre…
Hay una frase muy famosa de Voltaire que dice que “lo perfecto es enemigo de lo bueno”
Es una frase tan repetida y tan cliché que ha perdido su significado.
Pero hay otra frase de Voltaire, que no es tan conocida, pero que a mí me gusta más porque explica bastante bien esto de huir de la incertidumbre.
La frase dice:
“la duda no es una condición placentera, pero la certeza es absurda”
Es decir, que resulte incómodo tener dudas, no saber cuál es el próximo paso, o cómo va a reaccionar la gente a lo que digas, hagas o publiques en redes… es un hecho.
No apetece vivir con dudas.
Pero buscar certeza cuando montamos un proyecto, un negocio (o en la vida en general) es como querer saber qué tiempo va a hacer el 27 de noviembre de 2048.
No es real.
Es absurdo, que diría el amigo Voltaire.
Entonces, ¿no será mejor soportar un poquito la incomodidad para dejar de tratar de encajar en moldes que no son para ti (y dar vida a tus ideas)?
Sobre ser bicho raro…
El otro día, en una conversación con mi amiga Leticia Costas, de Kidcode (que podría ser filósofa también), dijo que en todo el proceso de dar vida a su propia Marca Personal, había llegado un momento en el que, para salir adelante y montar todo el tinglado que ha montado, ella había tenido que legitimar ser un bicho raro.
Menudo momentazo, ¿no?
Toda la vida sintiendo que no encajaba en ninguna parte, porque tiene millones de intereses, porque es atípica, porque no se conforma con lo obvio…
…y, con el tiempo, no solo se dio cuenta de que esto está bien así, sino que lo usa como ventaja competitiva para conseguir entrar en proyectos guays.
Me siento muy identificada con su historia.
Creo de verdad que, efectivamente, la clave está en hacer “lo correcto”.
Pero lo correcto para ti. Ese es el matiz.
Y, lo correcto para ti, pasa por sacar tu verdad y tus ideas al exterior.
No hacer el copia/pega o seguir las tendencias.
Desde luego, no va se seguir ningún caminito.
Va de navegar por las dudas y aguantar en esa incomodidad.
Y sí, sobresalir a tu manera, la mayoría de las veces si pasa por legitimar que eres un bicho raro y expresarte como tal.
Lo chulo es que somos taaantos los bichos raros, que nos acabamos juntando de alguna forma.
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